miércoles, 24 de febrero de 2010

es mas sano comer varias veces al dia

En la edición del Sábado 1ro de Septiembre del Diario La Nación, se publica este artículo acerca de algunas conclusiones del 17° Congreso Internacional de Nutrición.

No está claro que ayude a bajar de peso. Esta forma de alimentarse disminuiría la aparición de diabetes y enfermedades cardiovasculares. Aconsejan no agregar calorías.


Los seres humanos comemos en episodios bien definidos. No nos sentamos a la mesa cada cuatro días, ni tampoco cada hora. Esto, que los nutricionistas estudian como la frecuencia de ingesta, depende de preferencias personales y cuestiones culturales, religiosas, sociales. Pero, ¿existe alguna diferencia entre comer tres, cuatro, cinco o seis veces por día? ¿Y qué efecto tiene cada una de esas variantes sobre el balance fisiológico del organismo?


Al ingresar de lleno en cuestiones casi filosóficas (como definir qué es una comida y qué un snack), el 17° Congreso Internacional de Nutrición intentó responder estas preguntas analizando experiencias que enfocaron tanto la dinámica hormonal como la epidemiología o la biología del comportamiento.


Las conclusiones sugieren que aunque Gargantúa y Pantagruel -los gigantes compuestos en el 1500 por Francois Rabelais, "doctor en medicina y profesor de astrología"- se hayan regalado con comilonas fenomenales, quien intente mantenerse saludable, y potenciar sus capacidades cognitivas hará bien en distribuir el total de la ingesta calórica diaria en varias comidas pequeñas.


El tema tiene sus aristas porque hay evidencias contrapuestas. Didier Chapelot, del Laboratorio de Fisiología del Comportamiento Alimentario, en París, decidió empezar por el principio y apuntó que en el comienzo de la vida todos comemos muy seguido e irregularmente, pero cuando nos hacemos adultos no sólo comemos por hambre: "A veces la simple visión de comida puede desencadenar la ingesta -explicó-. Los humanos rara vez podemos resistirnos a un alimento delicioso".


En ratas alimentadas a libre demanda con dieta de cafetería (pan y chocolate), Chapelot verificó que hay alto incremento de peso corporal. Y si bien no hay estudios que demuestren que los snacks conducen a la obesidad, en Francia se encontró alta frecuencia de estos bocadillos en mujeres obesas.


En otro trabajo, Eva Kovacs, del Departamento de Biología Humana de la Universidad de Maastricht, analizó qué ocurría con un grupo de personas que habitualmente tomaba una colación a la tarde y dejó de hacerlo, y con otros que actuaron a la inversa.


Reducir la frecuencia de la ingesta condujo a un incremento de peso: en 28 días, los individuos aumentaron 600 gramos de grasa. Para la investigadora, quienes observan una alta frecuencia de alimentación pueden regular mejor la ingesta calórica.


La paradoja francesa


David Jenkins, pionero en la investigación de los carbohidratos, opinó que el tema era "fascinante" y sugirió que tal vez lo que se conoce como la paradoja francesa esté relacionado precisamente con la frecuencia de la ingesta. Los franceses comen al menos cuatro veces por día, a diferencia de las poblaciones de países nórdicos, que sólo tienen tres comidas: un desayuno fuerte, el almuerzo y una cena a las seis de la tarde.


Jenkins afirmó que hay 18 estudios que demuestran que los niveles de colesterol en la sangre se mantienen más bajos cuando las ingestas son más numerosas. Y que los diabéticos que comen pequeñas porciones más veces a lo largo del día obtienen mejores respuestas de sus tratamientos.


"La síntesis de colesterol se reduce cuando se toman seis comidas por día -afirmó Jenkins-. En un experimento les dimos a nuestros sujetos de experimentación 17 comidas diarias durante una semana y el colesterol se redujo casi un 20% en comparación con quienes comían sólo tres veces por día."


Beneficios cognitivos


Por último, Robin Kanarek, de la Universidad Tufts, Estados Unidos, presentó sus investigaciones en torno de los beneficios que un snack puede brindar en la esfera cognitiva.


"Está bien documentado que después del almuerzo los individuos pueden tener dificultad en concentrarse, de modo que quisimos saber si tomar un snack a media tarde podía remediarlo", explicó.


Para esto, trabajaron con un grupo de estudiantes a los que aproximadamente a las 15.30 se les daba uno de tres menús (dulces, yogur o bebida no calórica) y a las 16 se les tomaba un test que involucraba concentración, memoria de corto plazo y atención.


"Tenían que recordar dígitos, realizar problemas aritméticos, comprender historias vagas y realizar tareas continuadas -dijo Kanarek-. El tiempo de reacción fue menor cuando los jóvenes tomaban yogur que cuando tomaban una bebida no calórica. Lo mismo ocurría cuando debían recordar dígitos. Cuando utilizamos un snack dulce v. una bebida no calórica, pudimos comprobar que veinte minutos después prácticamente no había diferencia, pero una semana más tarde los que habían comido el dulce obtuvieron mejores resultados que los que habían tomado la bebida."


Pero seguramente la pregunta del millón es la que planteó, con cierta inquietud, una de las especialistas que se encontraba entre el público: "¿No piensa usted que, en el mundo real, si damos ese mensaje, en lugar de distribuir la misma cantidad de calorías las personas probablemente incrementarán la carga de grasa y azúcar? Temo que, en lugar de comer más veces, la gente entienda que hay que comer más, a secas".


Parece ser más saludable distribuir las ingestas, pero esto se cumple, subrayaron los científicos, siempre que la cantidad total de calorías diarias se mantenga estable: "En lugar de decir que es bueno comer snacks, tal vez sea mejor dar el consejo de que es bueno guardar algo del almuerzo para comerlo a media tarde", reflexionaron.

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